Que no se me olvide mi taza

Por favor, que no se me olvide mi taza, mi tupper, mi jugo V8, mi botella verde ni mi primer Cabbage Patch. Que no se me olvide el calor, el regateo de la comida de las 2 de la tarde del viernes, el panic room, ni las murmuraciones de coraje y desesperación. Que no se me olviden las lágrimas, el orgullo y la sorpresa. Que no se me olvide recoger mis raspberries antes de las 8 horas, enviarle arbolitos a Fabián y la competencia inicial con Edgar. Que no se me olvide el restuarante, ni tampoco mi mafia. Que no se me olviden los clones, las quesadillas del Fishers ni el visitante de la ensalada de Tania. Que no se me olvide  el nerviosismo de Gio, la calma de Bertha, el silencio de Gaby ni la mirada pensativa de Amaury. Que no se me olvide la cautela de Pam, la confianza de Noé, la pila de Ana ni la fuerza de Chabe.. Que no se me olvide la risa contagiosa de Fabián (ni sus ensaladas) ni la templanza de Yol. Que no se me olvide lo humano de Mariate ni lo hogareño de Jaime. Que no se me olvide la comodidad de Diego, el candor de Davely ni la extrañeza de Fabi.

Porque son curiosas las cosas que uno llega a extrañar, incluso cuando aún las tiene…

¡Pero que no se me olvide mi taza!

Gracias a todos por ser como son, por lograr que no me quedara en mi mutismo de desconfianza, y por dejarme obligarlos a comer a las 2.