Se escapa

Ese hombre que en un maletín carga la tierra con la que será enterrado, y aquél sauce llorón donde se columpiaba una sonrisa sonora. Tan austeras como enemigas parecen las imágenes que se acolchan en el baúl, y que tanto tiempo han llorado su libertad. Tanto así que la misma gracia de darles voz parece la misma desgracia de dejarlas exisitr más allá de una imaginación.

Así sin más se acerca otro invierno, otra excusa para resgaurdarse y perderse en una nueva lectura. Otra excusa para no dejar que esta ciudad sea algo en mí y yo en ella.