El poder de las palabras (via PLANO CREATIVO)

Navegando y navegando caí en un blog que cada que leo un post me entusiasma a pensarme y luego escribirme. Las palabras siempre me han acompañado, y lo seguirán haciendo (conforman mi pensamiento y me defino a través de ellas también), y sin embargo olvidamos que ese poder que encierran puede ser sorprendente. Lo que yo antes llamaba «hipocresía» quizá tenga más posibilidades de las que había considerado.

El poder de las palabras El joven adolescente caminaba por la calle y vio en una pared una pintada que decía: "Así como uses el lenguaje…este te influirá" Sus padres lo habían inscrito en un internado. No era lo mismo estar interno que estar recluido -como los presos- ¿O tal vez sí? Se tranquilizó al conocer que en su centro educativo no existían las expulsiones, las llamaban exclusiones temporales. Además, en el reglamento interno quedaban terminantemente prohibidos l … Read More

via PLANO CREATIVO

Eres letra pequeña

Eres letra pequeña, olvido de mayúsculas y acentos, escondite de lo que se calla y promesa de lo que se no cumple; minúsculo en un contrato sin fin y cuya firma se paga con sal. Una mirada rápida, un espacio sin llenar, como un pedazo de cuartilla desperdiciado. Una cadena, tan pequeña, que se pierde en el sueño y se obliga a deleitarse con alas de papel.

Eres letra pequeña, escondida y olvidada, cínica en su andar y de tipografía acelerada. Juego de palabras indescifrable y puñaladas suaves pero certeras. Harían falta 20 años para desalojar la duda y aclarar la voz cantante en la jugada. Tiembla la mano y se burla a la sensatez, porque tan perdida en su propia cláusula está la única razón de prenderte fuego.

Eres letra pequeña, castigo y promesa, risa burlona y promesa de escarmiento. Claudicar sería perderlo todo, saberlo todo, destinarlo todo a un pozo sin fondo. Impercetible bajo la sonrisa escondida bajo el paraguas y encumbrada bajo la tormenta. Un brillo sin piedad, y desfondo de ilusiones.

Eres letra pequeña…

Nocturno

Eres grande. Al menos desde aquí así lo pareces. Con un poco de suerte también te desvanecerás y con una pizca de tiempo te convertirás en algo diminuto. Es la ironía de quien se aventura en aguas saladas para después olvidar que la playa tenía arena. Mientras tanto vale la pena olvidar los planes futuros de la memoria, y con todas éstas palabras sentenciarte: grande porque no queda duda, remordimiento ni mordaza para hacerte claudicar. Es la magia del recuerdo la que transforma el orgullo y el silencio en una mueca sonriente cuando creo desviar mis creencias. Yo también soy grande, y de la misma forma seré brisa pasajera. Pero en esta guerra de orgullos prefiero jugar la carta débil. Ya será mi propia historia la que te otorgue el valor importante. Mientras tanto eres grande.

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El frío también es de plástico

El frío también es de plástico.

Arrastrando los pies la virgen vuelve a subir a su pedestal, el muñeco a la cama, el pájaro a su nido, y la pulser al joyero. Con las manos tiesas, unas arrugas hacen acopio de fuerzas para encender otra vela a la sombra de lo que fuera una oración, después casi un mantra, y finalmente en una repetición sin sentido pero colmada de hábito. Por la ventana se soma un colibrí que olvidó volar, y una ardilla que juega a ser perro. Nadie los ve cuando son lo que son, pero todos imaginan que en su diario quehacer se han vuelto felices. Es mejor no saber, es mejor permanecer fuera. La imaginación es el consuelo. Con carmín se pinta el sueño de almohada, mientras bajo el colchón se acumulan las «milagrerías».

«Se busca testigo de vida» para acompañar la cena de tupper, que ronque poco, pero que abrace bien.

Que tanta ciencia y matemática, historia y filosofía te aten el cuello a una corbata, mientras el hambre se hace pastel.Otro tráfico y un nuevo compromiso obligado. Te esperaré para dormir mientras en televisión unos habladores se pelean a golpes a cambio de un par de gritos y flashes. Te contaré todo lo que el entrenamiento no logra hacer que entienda, pero que siento como aquel 1 del examen de lingüística. Que sea el eco de tu voz conocida el que poco a poco me arrope porque el remiendo tiene lo que queda de una sábana.

Puedes ser quien tu quieras.

Escalafón ideal, reloj de pulsera, piedras para tus adornos «joyeriles». Todo para poder comprar todo lo que existe, sólo porque puedes. Se acumulan los objetos que dicen mil cosas, pero ninguna susurra tu aliento. Un tatuaje de moda para jugar al significado. De nuevo el entrenamiento, el stiletto para destrozar la espalda y justificar el quiropráctico mientras se firma con un seudónimo de moda.

Mañana, cuando te canses, podrás dedicar tu tiempo a ti, mientras tanto, puedes ser quien tu quieras, mientras te envuelves en papel de celofán, y te duermes acompañado de quien quizá te deje por ser quien es.

El frío también es de plástico

Escurriendo

Mira las estrellas y se confunde con ellas. Recuerda que alguna vez le regalaron una y no la reconoce. No es su brillo, ni su posición, simplemente la huida tras una confesión patilarga. Reajusta su bata con un nudo cortante. Se puede imitar un abrazo. Pensamientos cortos, respiraciones eternas y con la garganta seca extraña otra taza de café. Habrá mil fotografías, dos mil sonrisas fingidas, en la repisa y se imagina siendo el ideal de su niñez. Siempre duele notar que uno se convierte en la peor de sus pesadillas. Se secaron los ríos, y las ramas salvadoras, y solo queda ese pequeño polvo entre los pliegues de una piel que envejece antes de tiempo. Es el mismo personaje sin nombre que descubre en el espejo restos de pasta de dientes.

Se mira el ombligo, o lo que queda de ese símbolo de haber nacido. No hay ni pelusas, quizá ni recuerdos. Se pierden las caricias entre recuerdos de torturas. Son las noches más largas, los días más grises, y los garabatos se sobreponen cada vez con menos sentido…

Así son los garabatos en papel: automáticos, sin pensarse, eco de un ejercicio obligado donde sólo se respira vacío…

No son sueños…

Como en muchas historias mil veces contadas, ella también se levantó un día para olvidarse del espejo y del miedo. Descubrió una autoestima que montada sobre sus pies ahora le llegaba a las costillas y suavemente le susurraba al ombligo. Se olvidó de un complejo fantasmal cuando menos se dio cuenta y bajo el sol del atardecer se sentía princesa de uno de tantos cuentos con final inconcluso. Pero los reflejos del espejo suelen ser sinceros, o al menos más fáciles de entender. Confiables. Se olvidó del amor, de la cadencia, del cepillo y los guantes con la esperanza de entender su reflejo en unos ojos y unas palabras que no salían sin adorno de mentiras. Se busca confianza, se buscan horas, sueños nocturnos en soledades húmedas, y se ahoga el aliento con suspiros.

No son sueños rotos, ni la carencia de destinos impuestos, sino la propia imagen desorientada. Un leve temblor y cambia la perspectiva, el rumbo se torna difuso y de nuevo una nueva mañana contrae las nanas y los cuentos de hadas en un nuevo parpadeo. Clic, clac, un pestañeo, dientes limpios, un baño con prisa y la identificación ante alguien que sigue sin buscarla. Tan común como todas, y tan soñadora como tantas. Igual que un sueño, que nunca se creyó un cumplido, un deseo, pero siempre imaginó que llegaría cuando comenzara.

El tiempo se marchita y como en las leyendas tan repetidas y comunes, ella se pierde esperando sin buscar. Espuma de mar, otro inodoro activo, y un potaje de cremas que se olvidan de lo que hacían en una piel sin interés. Seguir la corriente, disfrazarse un día más, pretender que todo va bien, que todo irá bien, que todo siempre estuvo bien…

Espléndido

Con una noche blanda no se arma un ramo de margaritas. En su propio mutismo el propio girasol dejó caer el disfraz y con él una que otra pepita. Ya no había sabores, olores, colores, y el sol llevaba tiempo sin intentar asomarse a la ventana y desde la pared asomaba una vieja sonrisa que había olvidado su recuerdo…

Son sólo palabras, la lista de opciones que conforman una escena, como tantas otras, con un destino fácil de adivinar, y los motivos poco singulares. Repitiendo la historia, como tantas veces: arquetipos de héroes, mártires con causas incomprendidas, lucha social sin frutos, batallas de corazón y mariposas destiladas. Una vez más, como tantas veces que vendrán. Un pozo ante una nueva cima. Pero en esta ocasión quizá le baste una oración, una esperanza aunque venga de un hueco inapropiado.

La soledad era así, o también es así, y en la siguiente primavera quizá el gato deje de maullar, de pedir caricia y olvide ronrronear. El girasol soñará con un sol eterno, y las noches blandas serán la fantasía de otro disfraz mientras otro estómago se retuerza con antiguas orugas.

Sí, como un ensayo de cinco párrafos, atendiendo a una necesidad que, al menos, otorga un próximo objetivo. Se aburre el lector y lo espléndido se estigmatiza al pasado. La vieja historia no será nueva. Éstas palabras se tornan inútiles, y la protagonista pierde la oportunidad de ser víctima.

Silencio…

¿Volver?

Saramago observando su pensamiento desde una pared.

Recuerdos de un teléfono descompuesto.

La nota que acomoda la noche en un sólo momento.

El respiro de volver al mismo sitio y que todo sea como verlo por primera vez.

La desazón de estar viendo tu pensamiento como ese Saramago y no sabe qué hacer con ello.

 Volver al mismo sitio, con la misma gente pero en otro tiempo es como ser el observador de un extraño teatro. Estás dentro pero te sientes en tu propia burbuja. Así sin más te proporcionas un espacio sin más que tu propia luz, como si todo fuese un cuadro que está lejos, que pintaste pero que ha dejado de ser tuyo y que alguien valuó y que no tienes idea que en realidad tiene ya un precio.  Se extraño de tu propia realidad, pero no por no tener un sitio, o por no ser bienvenido, todo lo contrario.

One more time

Time never ceases to amaze me. Its not about relativity, velocity, ambiguity or even convenience. This time its not about how physics explain, understand, measure and see it. Neither is it attached to wrists, walls, towers or electronics. Its just about its silence and patience. No matter how far or deep its just there, in someone’s mind and ticks. A sole reminder that something has to be done, and many times nothing is the best thing.

I’ll grow old, wrinkle, degrade and eventually turn around to give back the package. I’ll degrade and eventually be forgotten and remembered as the same small grain of sand that once was lava and ended up smeared in some kid’s castle near a powerful ocean. Just like that, and time will then be unimportant. It will not touch me or make me any older.

So why not give time an opportunity, for once, to have some vacations from me. To allow me not to count it, or wait it or do something about it. I have an existence, a biological clock, a life that just stands in the middle of million other examples, and just like that, I just am.

No time. No more.

It’s easy

It’s easy to write when you are mad. Your pen slides when you are furious, hurt and alone. All makes sense at the same moment it begins to be forgotten. A sun bath, a long walk, a never ending run to be where  you don’t want to be.

It’s easy to pretend you forget, it’s free to hurt someone and it may seem fun to seek for revenge. But at the same time it stops making sense and you need a mirror when there are non.

It’s easy to breathe, cheap to cry, and liberating to scream. But the contents in your head don’t change if you are alone.

16 de febrero

Tres facturas, dos gatos y un campo yermo que aún no conozco. Dos cigarros y la pérdida de tiempo que requiere consumirlos. 10 dedos para teclear y suponer que hay algo más que una pantalla perdida en un mar de resultados en un buscador. Un pequeño desastre y con algo de suerte podré volver a decirle buenos días al portero, al señor del estanco, al argentino del café y a señora de 84 años y a su perra Lola. Si con esos pequeños aires se contase mi vida, pasaría como una brisa de verano, de esas que agradeces para descansar el brazo del abanico, pero que luego recriminas por estropearte el peinado y tan rápido como vino se fue, y quizá mañana llegue otra, quizá no.

La cabeza se aturde, quieres conseguir algo para no vaciar las arcas, y no sabes si escribir sobre al política mundial implique una pérdida de identidad… otra vez.

Esas cabezas que han sido los «viejos sabios» de tu infancia te recriminan tu falta de empuje, y el inevitable fracaso de tus decisiones más recientes… No importa cuántas sonrisas sinceras dibujes en tu rostro a lo largo de cada día. «Si eres amiga de la gente del servicio y no de la vecina millonaria»… no pues no. Si es que la señora esa no regresa nunca ni el saludo que me enseñaron que no se le niega a nadie (excepto al viejo del piso de abajo que más le vale no volver a aparecer).

Un poco aquí un poco allá, se deshojan las margaritas, regresa la primavera, y quizá el verano resulte más aletargador que una lagartija tumbada al sol. Así que con un post-it sin pegamento con un mensaje sin sentido, el bote de barniz para una pseudo mesa-baúl, libros de autoescuela, un juguete gatuno (o 10), un bolígrafo y un vaso con restos de zumo (que no jugo) de manzana se termina otro día mientras la televisión habla sin mucho sentido…

Una manzana y a dormitar.

Agradecimientos inesperados

Gracias por recordarme que la amistad no siempre va de la mano con familia. Gracias por recordar que el amor es gratis. Gracias por recordar que quien se supone te quiere no te conoce. Gracias por recordar que quien más te quiere no siempre sabe lo que es mejor para ti. Gracias por recordar que no vale la pena insistir ante ciertos muros. Gracias por recordarme que la confianza se gana. Gracias por demostrarme que hay una doble cara. Gracias por recordarme que tengo más fuerza. Gracias por herirme. Gracias por recordarme que me duele por haberme dejado. Gracias por recordarme que soy más fuerte. Gracias por recordarme que no te debo nada. Gracias por recordarme que mi amor y mi amistad están bien dirigidos. Gracias por la distancia. Gracias por recordarme que no tengo que demostrate nada. Gracias por creer que existen los secretos. Gracias por creer que soy tan inocente. Gracias por darme tan poco crédito. Gracias por hacerme más fuerte. Gracias por hacerme más madura. Gracias por hacerme menos ciega. Gracias.

No duele saber que lo que siga será por pura cortesía. Duele que sea con alguien que te quiere, pero no te quiere como tu quieres que te quieran.

Gracias, desde lo más profundo, y con toda sinceridad.

 

Sin pavo

Uno de los primeros recuerdos que tengo de uno de mis cumpleaños tiene lugar en el kinder. Una mesa repleta de pavitos de cartón, algún que otro sombrero de tres picos, y algún que otro disfraz de indio americano.  ¡Ah!, y una corona… la mía, por que era mi cumpleaños a la gran mesa del Thanksgiving.

Con el paso de los años ese Thanksgiving tan colorido que le enseñan a los niños donde indios y europeos se regocijan ante la misma mesa resulta ser un bulo más de la historia. Pero también es cierto que con el paso de los años esta fiesta resulta incluso más respetada que la Navidad en EEUU. Sean o no religiosos, y de embucharse toneladas de pavo para estar preparados para la guerra de rebajas de todo Black Friday, se crea una pseudo-franca emoción de ver a la familia, una vez más.

Celebrar mi cumpleaños con estas imágenes siempre me resultó lo más agradable, y me enorgullecía pensar que siempre añadiría un número a los formularios burocráticos tan cerca del día de gracias. Será por eso que el día de mi cumpleaños, y los días posteriores estoy más melancólica de lo normal, pero también más reflexiva.

Sí, soy un poco rara, y como me han repetido varias veces en los útlimos meses, mucho más tímida de lo que aparento. No tengo un millón de amigos, y lo agradezco, pero sí doy gracias por poder ser como soy con mis amigos.

El agradecimiento es la memoria del corazón. Lao-Tse

Gracias

girasoldemente@yahoo.com.mx

Se escapa

Ese hombre que en un maletín carga la tierra con la que será enterrado, y aquél sauce llorón donde se columpiaba una sonrisa sonora. Tan austeras como enemigas parecen las imágenes que se acolchan en el baúl, y que tanto tiempo han llorado su libertad. Tanto así que la misma gracia de darles voz parece la misma desgracia de dejarlas exisitr más allá de una imaginación.

Así sin más se acerca otro invierno, otra excusa para resgaurdarse y perderse en una nueva lectura. Otra excusa para no dejar que esta ciudad sea algo en mí y yo en ella.

Existió un tiempo…

Existió un Tiempo que con hambre de perderse, desmoronó una esperanza y otorgó la morriña. Existió ese tiempo que como un aire fresco se desmoronó con la primera tormenta del verano. Existió un tiempo que mientras se transformaba en magia el público miró hacia otro sitio. Existió un tiempo que dejó de ser primicia para convertirse en olvido. Existió un tiempo que se llenó de rosas frescas, y con el aire del polvo no es más que la momia antropológica de su interpretación perdida. Existió ese tiempo en que tu eras un espacio, en que yo era un individuo… Existió ese tiempo, en que se me perdió la grandeza de la gracia, donde desapareció el destrozo de la ilusión, de sí mismo, del mismo tiempo.

Existió un tiempo…